Hay muchos estereotipos sobre las mujeres católicas; estereotipos sobre su sexualidad, su inteligencia, su vestimenta, su estilo personal y su independencia de pensamiento. ¿De dónde han salido? De una falta de conversación, de las apariencias mediáticas y, de la ignorancia en general
muchas de nosotras nos hemos encontrado con los estereotipos por boca de familiares, amigos o compañeros de trabajo. Las palabras hieren nuestra autoestima y dignidad y nos hacen dudar sobre si podemos vivir a nuestro modo, con Dios, y si de verdad importa tanto a los demás la forma en que vivamos nuestras vidas. Así que, ¿qué puedes hacer al respecto? Primero, dejar de preocuparte. Luego…
Intenta no idealizar tus elecciones
Idealizar tu vida de mujer catolica es comprensible, porque queremos dar testimonio de que una vida con Dios es hermosa… ¡porque lo es! Pero dar testimonio es compartir la verdad, no contar una película. En realidad, el estilo de vida cristiana no es fácil. Por ejemplo la planificación familiar natural no es fácil. Es trabajo duro. Requiere paciencia y compromiso de las dos partes.
La abstinencia premarital tampoco es coser y cantar, es más parecido a pasear bajo un aguacero en el campo y lo único que garantiza es una cosa: no embarazo. Pero así es como expresamos nuestro amor a Dios y nuestra confianza en Su consejo.
Pero no es fácil en absoluto. Así que intentemos no mejorar nuestro cristianismo con el Photoshop cuando lo mostremos a los demás.
No pongas excusas
Los estereotipos católicos a menudo van ligados a preguntas sobre nuestra actitud hacia el sexo. La Iglesia, vista desde fuera, puede dar la impresión a los demás de que estamos limitados por normas: no sabemos nada sobre nuestros cuerpos porque solo confiamos en la opinión de los curas, usamos el “método del calendario” que consiste en contar los días de una menstruación a la siguiente y pasamos toda nuestra juventud negando nuestra sexualidad.
Pero todo el mundo tiene la elección de ver y experimentar el mundo a su propio modo. Para las mujeres católicas, la sexualidad es un asunto muy íntimo y no necesitamos explicarlo a todo el mundo. Es nuestra elección personal y, es más, no tenemos siquiera por qué hablar de ello.
Tenemos derecho a tomar nuestras decisiones en la vida y en la fe. No todo el mundo tiene por qué entenderlas; no todo el mundo tiene por qué aceptarlas. Lo importante es que las hemos hablado con Dios.
Recuerda que no tienes por qué ser la mejor
Es agradable ser la mejor estudiante, sentarte en la primera fila de la clase y sacar todo sobresaliente. Pero si ya han pasado unos cuantos años desde tu graduación en el instituto, tienes que dejar de pensar en todo como si lo estuvieran evaluando. Los valores cristianos no son un concurso sobre la vida más noble. Nuestro objetivo no es obtener puntos por buenas acciones, sino llegar a la salvación.
A veces el mejor testimonio es admitir nuestra debilidad y nuestra simultánea confianza en Dios.
Sé tú misma
Me he comprado un rebozo gris y trato de mezclarme con las señoras mayores al salir de la iglesia. Y ¿sabes qué? Me gusta. La Iglesia es tan diversa que es una total pérdida de tiempo tratar de luchar contra molinos de viento.
Mientras respiro, leo buenos libros y me divierto con las noticias con tan poca imaginacion que inventan los ateos acerca del cristianismo, estoy bien. Y desde que dejé de idealizarme a mí misma y a los demás, ya no trato de demostrar nada a nadie. Por fin siento que mi prioridad es la opinión de Dios (y no la de todos los demás).