La Iglesia condena la mala conducta de toda persona, especialmente a los catolicos por no cumplir lo que manda la Iglesia Católica. No se puede atribuir a la Iglesia los pecados de los malos católicos. No es la fruta podrida caída de un árbol sino la madura que cuelga de sus ramas lo que manifiesta la bondad de ese árbol.
Muchos acusan a la Iglesia, habiendo en ella tanta grandeza, sólo se fijan en lo malo. Esto es tan ridículo como si a un árbol lleno de frutos se le condenara por alguna fruta que yace podrida en el suelo. caray!
Muchos perseguidores de la Iglesia han afirmado que acabarían para siempre con ella. Sin embargo ellos fueron los que acabaron; no la Iglesia. Lo mismo ocurrirá con todos los perseguidores del presente y del futuro.
Los emperadores romanos, Nerón, Decio y mas tiranos martirizaron a miles de
cristianos. Ellos tres están en la tumba, y el cristianismo sigue en pie dos mil años después.
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