5.- Características de una feminazi
Lamentablemente, muchos intelectuales han calificado el feminismo radical, denominado feminazi, el cual se corresponde con una corriente del pensamiento postmoderno, como “una de las modas más absurdas y triviales de los últimos años”, ya que, según lo establecido por ellos, ha conseguido un gran número de seguidores, quienes, dejado de lado todo pensamiento crítico, se aferran a consignas que carecen de validez, ya que los motivos de sus luchas y reclamos, fueron logrados años atrás.
Si bien es cierto, que, en un sentido imparcial, muchas de las prácticas del feminismo radical las alejan del alcance sus objetivos, también es innegable que el feminismo cumplió un papel importante en el posicionamiento de un rol más acorde con las capacidades de la mujer como ser humano, aun así, la radicalización ha conducido a que muchas mujeres adopten prácticas contra los hombres, ante las que ellas mismas manifestaron rechazo cuando fueron implementadas contra su género. Entre las características de una feminazi podemos nombrar:
1.-Rechazo a la figura masculina
El hombre es catalogado como un ser cruel y despiadado, cuyas acciones representan un peligro para la integridad femenina. En esta corriente todos los hombres adoptan un papel de villano, mientras que la mujer se concibe como víctima de represión y maltrato masculino. La radicalización de esta idea es tal, que, en casos extremos, las mujeres tienden a rechazar a sus hijos varones por considerarlos un peligro potencial para su bienestar.
Es característico de una feminazi, el odio hacia el hombre sin una razón de ser, se trata de un sentimiento sin motivo, basado en acciones pasadas, de las que muy probablemente no fueron objeto.
2.- Equiparación al hombre en actividades físicas
“We can do it”, esa fue la frase que tomaron las feminazis como consigna de su modelo social, en el que se concibe al hombre como un ser inservible, sin ningún papel de importancia en la evolución del desarrollo humano. Su participación se le reduce al aporte de la célula sexual masculina (espermatozoide), vital para dar continuidad a la especie. Empoderada por esta consigna, una mujer feminazi, se ve instada al desarrollo de actividades que eran calificadas sólo para el género masculino, por ser actividades de prolongado esfuerzo físico y/o que requieren el uso continuo de la fuerza.
Ese “Podemos hacerlo”, invita a abandonar los paradigmas que generan limitantes basadas en el género.
3.- Modales y forma de vestir masculina
Al identificar al hombre como un estereotipo de dominación y fuerza, muchas de estas mujeres tienden a adoptar la forma de vestir y modales propios de figuras masculinas. Se trata de un metamensaje, que acompaña sus acciones, orientadas a minimizar el concepto y participación masculina dentro del orden social. También, en prácticas sexuales, a través de objetos creados para ese fin, la mujer puede asumir el rol masculino.
Absurda exaltación de lo femenino
Mediante una absurda exaltación, que toca los límites de la idolatría, del cuerpo femenino y sus características. El principal tema en este tópico son los fluidos corporales, los cuales según estás mujeres fueron objeto de burla y represión masculina.
Las protestas por parte de estos grupos de mujeres, en las que, como acción de rechazo, ante la supresión patriarcal, han decidido mostrarle al mundo su menstruación para liberarse de las ataduras machistas, y el tabú asociado a este proceso natural. De esta forma lo hicieron un grupo de mujeres españolas en una manifestación pública, en la que, vistiendo ropa de color blanco, las participantes exhibieron su sangrado menstrual. Este tipo de manifestaciones se han extendido, por lo que han podido ser llevadas a cabo por artistas chilenas y argentinas, quienes han montado escenarios con la misma temática, donde se utiliza el fluido corporal como motivo de orgullo, una muestra del logro de la equidad de género. El movimiento free bleeding, se opone al uso de toallas sanitarias durante la menstruación.
4.- Oposición a corrientes religiosas
Por considerar la religión como respaldo de culturas machistas, y por manifestar rechazo a los dogmas que reprimen la figura femenina, al considerarla objeto del pecado.
Principales exponentes de
5.- Marchas y protestas publicas inmorales
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