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viernes, 18 de marzo de 2016

el suicidio


Bien es sabido que en nuestra cultura la familia esconde cualquier suicidio. Un problema religioso impide el acceso al camposanto en caso de suicidio, gran pecado mortal que cierra las puertas del cielo. Por tanto la familia siempre dice que ha sido un accidente y de ese modo pueden ser enterrados.








¿El suicidio es un tema tabú en muchos grupos sociales?
Es un pecado contra este mandamiento el suicidio, es decir, quitarse a sí mismo la vida deliberadamente y por propia iniciativa . El hombre tiene obligación de conservar la propia vida. Por lo mismo no es lícito exponerla temerariamente cuando no lo aconseja razón alguna del deber o caridad

Tampoco es lícita la propia mutilación, a no ser que no se pueda por otra vía proveer a la salud de todo el cuerpo. El suicidio es pecado grave porque la vida no nos pertenece a nosotros, sino a Dios, que nos la ha entregado en usufructo.



No puedo quemar la casa en que vivo porque no es mía: la tengo sólo arrendada. ¿Acaso me he dado yo la vida para considerarla como mía? Pero generalmente el suicida lo hace en un momento de arrebato o desesperación. Y esto es un atenuante. Las situaciones difíciles se superan pidiendo a Dios que nos libre de ellas o nos dé fuerzas para sobrellevarlas. Pero el suicidio no arregla nada: lo estropea del todo y para siempre. Por eso sólo la locura o la irreligión pueden llevar al suicidio.




Delia Zarco Ponce

El suicidio lo cometen frecuentemente personas que por enfermedad, o por otras causas, no son totalmente dueñas de sí mismas. De ordinario es difícil medir el grado de responsabilidad y de culpabilidad que contraen» «Trastornos psíquicos graves pueden disminuir la responsabilidad del suicida». 

La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida . Antes, La Iglesia negaba a los suicidas las ceremonias religiosas. Pero desde 1971, sólo niega los funerales religiosos a los que expresamente han manifestado su rechazo. No es suicidarse el perder la vida en un acto de servicio o de caridad, como al salvar a un náufrago. 

Aunque uno sepa, al tirarse al agua, que es posible pierda la vida. Esto no es suicidarse, pues no se busca la muerte directamente, sino que se pierde la vida al querer salvar a otro. Pero «nadie puede exponer su vida a peligros graves sin causa proporcionada que justifique la exposición al mismo»






Delia Zarco Ponce
No somos propietarios de nuestra vida, pues no la hemos conquistado nosotros, sino que la hemos recibido de Dios, por medio de nuestros padres, cuando el así lo dispuso.








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